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El gen más resistente del mundo se encuentra en Colombia

  • carlosFernandoPosadaTique
  • 18 nov 2018
  • 6 Min. de lectura

Científicos podrían demostrar que las siguientes coordenadas : longitud O72°0´0" y latitud N 4°0´0"en la Tierra, planeta en vía de extinción, serían el origen del gen más resistente del mundo.

Colombia es un punto geográfico ubicado, estratégicamente, entre todas las américas desde donde podría, si se tratara de otra civilización, dominar perfectamente el mercado entre América del Norte y América Central con los trece países que conforman la América Austral apostados a su oriente y a sus pies. Colombia, que otrora fuera conocido como La Patria Boba ha sido cercenada por su oeste y por el sur; se encuentra a punto de perder su norte ,debido a litigios con Nicaragua y procesos políticos que vive en la actualidad. Allí mismo, en Colombia, vive una raza humana que ha tenido que enfrentar tantas odiseas, literalmente hablando, que si aquellos pobladores hubieran contado con el editor de Homero, tal vez, sus hazañas se conocerían a la par con la mitología griega y romana.

Estos moradores son el resultado de mezclas, principalmente, entre negros esclavos provenientes de África a través del mercado de seres humanos que azotaba algunas regiones del mundo alrededor de mil cuatrocientos, con los ejemplares más fuertes de indios que resistieron a desaparecer siendo ajustados a las creencias y costumbres de la tirana raza española que había llegado a deshacer el perfecto orden que reinaba al interior de la espesa vegetación que respiraba entre imponentes ríos como el Magdalena y el Cauca.


Y es precisamente allí donde los científicos afirman hallarse el origen del gen más resistente del mundo.


Sus conclusiones se basan en las comparaciones hechas con otras razas que, en comparación con la raza colombiana, sus primeros moradores la tuvieron más fácil, -como diría un joven-, dada la literatura antropológica y cultural en las que se pueden encontrar referencias en cuanto a que podían desplazarse en caballos, carromatos y hasta en naves espaciales.


Los estudios se basaron en el hecho de que la raza colombiana, en su era indígena, se alimentaba de maíz y otros granos durísimos de roer, hecho relevante dado que, hoy día, se hace necesario el uso de una olla a presión para cocinar tales semillas. "Tuvieron que vérsela muy difícil", "my grandfather used to chew tobacco" (mi abuelo solía masticar tabaco), fueron las expresiones de dos de los investigadores que concluyeron que el gen indígena, que precede al colombiano, es el que les proveyó, entonces, muelas fuertes para soportar el hecho de masticar maíz, por ejemplo.


"Sí, pero también masticaban coca"


Esta reflexión de un tercer investigador puso a dudar a los doctores que se hallaban en plena discusión, hasta que concluyeron, también, que lo hacían como método paliativo para el dolor.

"El dolor. ¿El dolor de qué? El dolor los ha hecho resistentes?" Preguntó uno.


El antepasado colombiano ha sido marcado como una res y encadenado con pesados grilletes; no tenía caballo, según la teoría que se conoce, así que los habitantes de la entonces inexplorada Colombia, que tampoco sospechaba que un día se llamaría así, tenían que recorrer nómadas, a pie e incluso descalzos, extensas llanuras, bosques, selvas y hasta desiertos, y tuvieron que resistir las diferentes temperaturas con las que se encontraban al avanzar e incluso al subir imponentes picos y nevados desde los que forjaron diferentes culturas. No se trataba de exploradores con botas Brahma y marcas como Adidas, aún estaban refundidas en el cosmos.


Actualmente, los diferentes avances tecnológicos del mundo llegan a Colombia luego de haber sido estrenados en otras latitudes e incluso sus habitantes consumen alimentos, vestidos, medicinas, buses y demás que han sido probados en otros puntos del planeta y que han sido desechados por su inutilidad o peligrosidad, pero el gen colombiano lo resiste. Y es precisamente esto lo que ha capturado la atención de potencias como Estados Unidos y países de Europa dado que, con las alarmas del calentamiento global, se encontraron con una preocupación muy singular: el mosquito Anopheles.

Este miembro de la familia Culicidae habita en casi todo el mundo pero en las regiones cálidas, lo cual quiere decir que si los países fríos se vuelven cálidos, el mosquito migraría hacia allá y, contrario a lo que sucede con los colombianos, las razas humanas de países tradicionalmente fríos no están preparadas para soportar la Malaria, cosa que los colombianos, junto con otras razas de la zona, podrían soportar más fácil.


Otros orígenes del "gen colombiano"

Se dice que en la zona del eje cafetero algunos humildes habitantes, mestizos, indios y/o negros, se ganaban la vida transportando gordos y empavonados humanos sobre sus cabezas. Esto consistía en amarrar una silla a sus espaldas sostenida desde su cabeza para transportar de una región a otra a sus amos u otras personas con cierto poder. Historiadores refieren algunos viajes que duraron meses. Hoy día a estos resistentes antepasados se les rinde homenaje en un evento llamado Desfile de Silleteros, dato que los científicos relacionaron con los pesados grilletes que, posteriormente, la raza colombiana convirtió en el paso de la Cumbia. "Resistentes" dijo uno de los científicos gringos con su difícil español.

Y ahí encontraron otro rasgo histórico del gen.


Para hablar español se necesita demasiado nivel de comprensión y malicia en comparación con la simpleza de otras lenguas como la anglosajona que tiene palabras con amplitud de significados, de acuerdo al contexto, contra la amplitud de palabras del idioma castellano porque "Amar" no es lo mismo que "Querer".

"La han tenido difícil por ese lado" volvió a pronunciar el científico gringo con su sufrido acento en español.


El colombiano está acostumbrado a pasarla duro. Hoy día en Bogotá y algunas ciudades, el transporte público consiste en flotas de buses de tecnología obsoleta, costosa y, ni siquiera, sus costosos pasajes vuelven a parar, en forma de beneficio para el usuario de la región, dado su carácter de negocio privado. Londres, por ejemplo, tiene un metro de cien años. Así, tal cual, un metro de cien años. Los cielos son surcados por europeos y norteamericanos, especialmente, absortos en sus negocios y placeres, mientras que los colombianos que viajan, al ladito, agradecen la oportunidad de poderlo hacer y lo atribuyen, solo, a una bendición, a un milagro.


Solo después de la segunda década del dos mil más colombianos pudieron tener la oportunidad de salir a otros países, después de que gestiones diplomáticas abolieran el visado; poco a poco son menos los colombianos que salen del país a trabajar por necesidad y más los que lo hacen por paseo y cada vez más colombianos reciben reconocimiento en el exterior.

El europeo y el estadounidense siempre ha chicaneado de amplios espacios acondicionados con artefactos que hacen las cosas por ellos. Tareas simples como barrer y lavar los platos son realizadas por máquinas asequibles para cualquier ciudadano de dichas regiones, el colombiano sabe lo que es comprar eso mismo a cuotas de hasta cinco años y mandarlas traer con algún amigo o familiar que en los años noventa tuvo la fortuna de viajar a Estados Unidos.

El gringo, el europeo, pueden planear un fin de semana en Colombia, el colombiano tiene que hacer los trámites de visado, demostrar que tiene dinero para sostenerse afuera, esperar que sean las vacaciones para que el viaje valga la pena y someter su dignidad a los más arduos registros en los puntos de migración del mundo y de hecho, en su léxico está el mantener la frente en alto, lo cual quiere decir que pesa, que no es fácil mantener arriba la parte más alta de su estructura física.

Al gen colombiano lo han fortalecido las esquirlas de los años ochenta, el volcán Nevado del Ruiz, la apertura económica y los falsos no negativos que hacen que un ex presidente sea senador en lugar de dar discursos y palestras por el mundo cuando fue escogido, por la resistente raza, como el mejor presidente.

Recientes informes registran con sorpresa la impresionante resistencia del colombiano a las cada vez más agresivas acciones de sus gobiernos corruptos sobre su tiempo y su calidad de vida, representados en la fenomenal carga tributaria que sus presidentes les achacan a sus bolsillos, a sus salarios, a sus pensiones, incluso peor que cuando fue llamada Nueva Granada.

"Achacar, como el maíz" Dijo un estudioso europeo.

"No, eso se llama machacar..." pero halló la relación, inmediatamente entre las dos palabras y pensó que se acercaba más a la conclusión de que el maíz contenía el gen que hacía resistente a la raza colombiana.

"¿Qué hay de Perú, Ecuador y Bolivia?" Preguntó el editor del magazín científico, agregando que estos pueblos también comían granos fuertes y tuvieron muchos callos en los pies, que también fueron atacados por despiadados colonizadores como que a ellos la religión también les entró por la resistencia de sus pieles. "También demoraron en acceder al control remoto y hubo que sudarla para presumir de unos M&M; el auto, como en Colombia, es un lujo y solo, bueno, en Colombia, se pueden pedir cuatro citas médicas al año..."


"Interesante punto" tuvo que interrumpir un colega agregando que aunque los ascendentes de los pueblo vecinos al país -que se resiste a hacer de su belleza y privilegio natural un boom económico mundial porque la minería y el petróleo les deja más dividendos particulares- también se alimentaron de maíz y tuvieron que resistir todo aquello y más, había una diferencia entre el gen más resistente y los de los pueblos circunvecinos: Ellos sí habían derrocado leyes, estatutos y presidentes, incluso, hubo uno al que tumbaron por loco, literalmente y hay otro que como un yoyo entra y sale de prisión.


Y fue esto último lo que tiró por la borda años y miles de dólares de investigación pues no fue declarado el "gen más resistente" sino "el gen del aguante", que solo existe en español; "¡claro!, ¡si de su situación socio-política el colombiano se divierte con programas radiales y televisivos de humor político!" Concluyó alguno.




Carlos Fernando Posada Tique

Noviembre 18

1:00 am




 
 
 

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