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Quebrar el vestido

  • carlosFernandoPosadaTique
  • 19 nov 2018
  • 3 Min. de lectura

Quebrar el vestido

El actor debe quebrar el vestido y espero entiendas la diferencia entre vestido y vestuario.

Yo me visto. Yo no me caracterizo, al menos no de manera consciente. ¡Pero como los actores empezamos por la caracterización!, entonces caracterizamos al personaje cuando lo que tenemos que hacer es vestirlo, y eso que no sé si sea “vestirlo” la palabra adecuada.

Su personaje es un Policía, un militar. Pensamiento: Caracterización, firme y con voz de mando. Inmune.

Usted es un Piloto: Caracterización. Rígido como un Policía pero con el pecho inflado de orgullo.

¿Sabe usted, cuántas veces la Reina Isabel Segunda de Inglaterra ha tenido que encorvarse y poner su poderosa mano sobre su espalda baja por cansancio, por dolor? No basta mirar fotos y videos para ver cómo mueve la mano, cómo se comporta diplomáticamente.

Pero si el Policía tiene a cargo una misión, más solo él sabe que eso le genera miedo; que siempre ruega porque no le toque enfrentarse a nada porque, en realidad, no es el Policía fuerte que se espera que sea pero tampoco es un cobarde. Simplemente tiene miedo, es un ser humano, produce adrenalina.

¿Y si el Piloto acaba de tener una discusión con su esposa pero le toca asumir el control de una aeronave desde que llega y trata de ser cortés con cada funcionario?

O si el Piloto acaba de tener sexo, espectacularmente, en un baño del aeropuerto?

Ahí es donde el vestido debe quebrarse. Quién dice que al Policía no le tiembla la pierna derecha en plena misión aunque nadie lo note.

¡Si el Piloto quiere contarle a todo el mundo que acaba de tener un orgasmo secreto pero solo puede decir “Buenos días”!

Es ahí donde aparece una palabra que algunos actores vinimos a entender después: Subtexto.

“¡Uy” pero se demoró”, “eso no es nuevo”, dirán algunos avezados y orgullosos actores, directores.

Me defiendo resaltando la importancia de que me la pillé y lo puedo contar.

Detrás de cada palabra que decimos hay algo que queremos decir algo que no queremos decir.

"Quieto todo el mundo". "Bajen sus armas"

"Bájenlas porque no quiero disparar, no me gusta, jamás lo he hecho" No sé, puede ser lo que realmente quiera decir, pero eso es otro tema. Tampoco es que este sea el Subtexto, en sí. No porque estoy enojado debo actuar enojado, es más, no debo actuar, debo enojarme y para enojarme, primero tengo que incomodarme, debo extrañarme. Uno se enoja cuando ha sido consciente de que su espacio, su intimidad, algo suyo ha sido alterado. invadido. El enojo no es un Big bang, no es una explosión de la nada. Algo lleva al personaje a explotar; así que detrás de cada palabra hay una razón, una acumulación de partículas de gas.

Uno no va soltando madrazos por ahí porque sí; no, algo tuvo que haber ocurrido y así se trate de una milésima de segundo, pero tuvo que haber existido, en esa milésima, una incomodidad, una extrañeza que lleva a alguien a responder; con una reacción rabiosa, con una sonrisa, con inquietud, etcétera.

¿Y eso qué tiene que ver con el vestido? Espera, ya voy.

Qué tal, si la Reina Isabel Segunda de Inglaterra está negociando un sueño Real bajo la apariencia de una labor diplomática o Real. Mientras ella piensa, quién sabe qué, mientras verborrea, su asistente personal puede estar al tanto de que todo se esté cumpliendo como el protocolo lo exige. Entonces, se comienza a quebrar el vestido, el actor se olvida de su vestuario, el vestuario se convierte en vestido que cubre al personaje y el vestido se quiebra, toma formas.

Tal vez porque todos nos vestimos para cubrir la desnudez. El ser humano tiene la necesidad de vestirse de cubrir su cuerpo pero de una manera cómoda, confortable.

La gente se viste para defenderse. Es el primer escudo del ser humano para relacionarse socialmente. Se cubre para mantener al margen o para permitir ser abordado pero también busca sentirse a gusto, identificado; así que una vez cubiertos sus flancos tiene que quebrar el vestido para poder fluir. Los vestidos no son ataduras. Elegimos el vestido como elemento de batalla pero cuando nos toca asumir un uniforme, tenemos que moldearlo, tenemos que quebrarlo a nuestro favor, a favor del personaje.

En conclusión, todo tiene que ver con todo. (¡Wow! Qué inteligente soy)

Segundo, el actor debe hacer cómodo el vestido. Ni el vestido hace al personaje pero el personaje sí puede hacer al vestido pero al fin, hay complicidad entre uno y otro.

Recuerda que los vestidos son llevados por seres humanos, conflictivos, enamorados, ilusionados, aguerridos, cobardes, tímidos, seductores, etcétera y, además, con las manías, defectos y secretos que cada uno de estos perfiles guarda.

Búsquele el quiebre al personaje.

Búsquele el quiebre al vestido.


Carlos Fernando Posada Tique

Nov 19 de 2018



 
 
 

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